Competencia: Construye interpretaciones históricas.
Tema: Descubrimiento
de América
Fuente: 5 000
años de Historia de María Roselló Mora.
Todo el comercio que desde el siglo XIII Europa mantenía con Asia estaba
completamente monopolizado por las ciudades de Venecia y Génova, y se realizaba
por dos arterias de tráfico, la llamada vía de las especias que partiendo de
China tocaba Europa a través de Ceilán y el mar Rojo, patrimonio de Venecia, y
la ruta de la seda, que por vía caravanera a través de Asia Central también
llegaba hasta China y de cuyo tráfico Génova era la beneficiaria. Después,
cuando a fines del siglo XIV Venecia destruyó la flota genovesa, fue aquella
ciudad quien consiguió el monopolio de todos los productos arribados de la India
y China.
Europa había perdido todo conocimiento exacto respecto de Asia, y el famoso
viaje de Marco Polo reveló cuán fabulosas riquezas se escondían en aquel
continente, y por tanto la posibilidad de establecer un lucrativo comercio. Ya
a partir del siglo XIII la casa de Aragón intentaba establecer relaciones comerciales
con Oriente y a tal objeto se llevó a cabo la conquista de Acre en la costa de
Siria.
En aquella misma época los árabes ponían en boga la ciencia geográfica de la antigüedad y en especial las teorías de Eratóstenes, relativas a la redondez de la tierra, estimulando el ánimo para los viajes; los científicos del cuatrocientos se aplicaban con interés inusitado al estudio y hallazgo de nuevos métodos que hicieran posible la conquista del mundo. A fines del siglo XIV los catalanes, expulsados de Siria, estimulados por la conquista de nuevos mercados, habían realizado portentosas hazañas en el litoral africano llegando hasta el Senegal. Los viajes a la tierra del preste Juan (Abisinia), realizados a lo largo del cuatrocientos por catalanes, franceses, italianos, etc. Fueron muy numerosos y espoleaban la imaginación creando fabulosos mitos, tales como el reino de las Amazonas, el de la Isla de los Siete Obispos, el de la Fuente de la Juventud Eterna, etc. Y los adelantos técnicos parecían hacer posible tan quiméricos planes, allanando las dificultades de acceso a los mares.
Los conocimientos helenísticos se difundían enormemente, la obra de Tolomeo
fue conocida en Occidente; pero con ella los científicos desarrollaron una
evidente confusión, la de creer en la gran extensión en longitud del continente
asiático, por lo cual el Pacífico quedaba enormemente reducido y hacía concebir
la esperanza de una fácil y corta travesía del Atlántico, mediante la cual
llegar a la India partiendo por el Occidente. La aparición de un elemento nuevo
de navegación, la carabela, que combinaba el tipo de vela cuadrangular, usando
el Atlántico y el triangular típico del Mediterráneo, y dotada de toso los
instrumentos de precisión que la ciencia inventara, ofrecía una seguridad hasta
entonces desconocida para efectuar largas travesías.
Portugal tomó parte en la empresa atlántica con esperanzadores proyectos de
llegar a la India por el Occidente, pero una portentosa hazaña turbó la
realización de tales abiciones: el descubrimiento de América por Cristóbal
Colón.
La magnitd del hecho, con toda su trascendencia posterior, ha oscurecido un
tanto los detalles referentes al realizador de la empresa, cuyos datos
biográficos aparecen confusos, en parte debido a tergiversaciones hechas por él
mismo, y en parte a las de su primer biógrafo, su hijo Fernando, quien tal vez
para ocultar su origen plebeyo, dejó muy oscuro lo referente a su patria y
familia. Todos los coetáneos de Colón le atribuían origen genovés o italiano al
menos; pero el único documento que afirma esta suposición no ofrece absoluta
garantía de seguridad, porque se conoce solo una copoia y se teme fuera
falsificado a raíz de los pleitos colombinos. En el cuarto centenario del
descubrimiento de América se recopiló interesante y coherente documentación
para probar el origen genovés del Almirante, que, si bien no puede tenerse como
definitivo, sí que por lo menos es más lógica que muchas pruebas aportadas por
los que no quieren admitir su origen genovés, porque muchas tesis que buscan en
otros países la patria de Colón, pecan por exceso de fantasía unas, están
faltas de base otras, y no ofrecen la certeza histórica de la documentación
genovesa. Celso García de la Riega defendió clamorosamente la patria gallega de
Cristóbal Colón, de la misma manera que Luis Ulloa y Carreras Valls lo han
hecho con la catalana; sin embargo, no dejan de ser todas ellas hipótesis
carentes de validez científica; lo mismo sucede con el pretendido origen judío
de Colón, una de tantas fantasías biográficas sobre el descubridor. También
durante mucho tiempo se ha estado en duda respecto de la fecha del nacimiento;
pero hoy día se admite que debió acaecer entre el 25 de agosto y el 31 de
octubre de 1451. Se poseen varios documentos relativos a la adolescencia de
Colón en Génova y es unánime la opinión de que empezó a navegar desde muy joven
y en 1476 llegó náufrago a Portugal estableciéndose en Lisboa como agente
comercial representando a la casa Centurione. En Lisboa se casó con Felipa
Moniz y en adelante pasó temporadas en la isla de Porto Santo (Madera), donde
tendría ocasión de examinar papeles y mapas de su suegro adquiriendo tal vez
noticias de supuestas tierras en el Atlántico. Es probable que Colón más que en
Italia forjara en Portugal su gran proyecto, cuyo origen es enormemente
complejo, aun admitiendo el influjo de la correspondencia de Toscanelli y la
diversidad de hechos que se ha dicho contribuyeron a forjar el plan colombino.
Sea lo que fuere, es lo cierto que Juan II de Portugal rechazó el proyecto
colombino, pero no así España, aunque a costa de mucho insistir a los Reyes
católicos que consideraron exorbitantes las pretensiones de Colón. Por fin se
llegó a un acuerdo en las Capitulaciones de Santa Fe, que le permitió zarpar en
busca de rutas atlánticas. Superadas todas las dificultades, y con la firme
protección de la reina Isabel la Católica, el día 3 de agosto de 1492, la
flota, costeada a medias por los monarcas y por los participantes de la
expedición, se hizo a la mar en el puerto de Palos rumbo a Canarias. Al empuje
de los alisios el 12 de octubre divisaron la humilde isla de San Salvador,
América asomaba con luces de leyenda a la historia occidental.
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