Thursday, March 31, 2022

Ciencias Sociales 4 - Sesión 1

Competencia: Construye interpretaciones históricas.

Tema: La Guerra de los Siete Años

La paz de Aquisgrán no estableció ni el orden ni el equilibrio en Europa, pues continuaron las rivalidades tanto económicas como las originadas por las colonias que tan profundamente existían entre Inglaterra por una parte y Francia y España por la otra; tampoco se había solucionado la cuestión de Silesia, que Austria continuaba reclamando, ni la de Cerdeña que quería anexionarse Génova. En Suecia continuaban debatiéndose las influencias rusa y francesa y entre Rusia y Prusia aún no se habían solucionado completamente la cuestión de Polonia. Lo único que había logrado la paz de Aquisgrán había sido poner término a las hostilidades y lograr un acercamiento entre Francia e Inglaterra, cosa que era deseada por Francia mas no con la misma intensidad por Inglaterra, que seguía una política individualista y acogió con desgana la paz.

En realidad, en Europa que siguió a la paz de Aquisgrán, no cesaba de notarse en estado latente una crecida hostilidad que impedía la vuelta a un entendimiento sincero entre las potencias y que tendía inevitablemente hacia una nueva guerra general. Los siete años que separaron a la paz de Aquisgrán (1748) del desencadenamiento de la guerra de los Siete Años (1756) fueron para que todas las grandes potencias se lanzaran a una verdadera carrera de armamentos; aumentaban los pertrechos militares y se multiplicaban los recursos ofensivos y defensivos, de manera que las naciones parecían constantemente en pie de guerra y en un estado de violencia de todos contra todos. Especialmente en Austria la ansiedad era muy intensa porque la emperatriz María Teresa renunciando a la hegemonía de los Habsburgo, concibió una política que había de agrupar en sólida alianza a Francia, Rusia y Austria, siendo esta última potencia la que ejercería una indiscutible soberanía. María Teresa a fin de procurarse los medios necesarios para el sostenimiento de esta hegemonía emprendió una completa reorganización militar e introdujo en sus estados un impuesto sobre la renta, que pesaba sobre todas las clases sociales.

En Francia Luis XV se negaba a firmar esta triple alianza continental sobre la que tanto María Teresa de Austria a como Isabel de Rusia proyectaban un nuevo equilibrio europeo, pero con predominio de sus estados; en cambio, Francia se proponía mantener la paz y su posición predominante en Europa. Secretamente la nación preparaba una liga entre Sajonia y Polonia con Suecia y Turquía a la que en seguida procuraron asociar a Prusia, a fin de impedir la expansión austriaca. Pero, en este sistema planeado por Luis XV tan solo Prusia significaba una potencia poderosa, pues los demás estados política y militarmente eran decadentes. El proyecto de Luis XV debía chocar también con la política personal de Jorge II, que a pesar de haber firmado la paz de Aquisgrán no renunciaba a sus ambiciones dinásticas y tal vez un nuevo conflicto le daría la posibilidad de imponerse como árbitro en el continente. El plan que concibió hacía caer todo el peso de la guerra sobre Austria, lo que motivó que María Teresa pusiera fin a la amistad anglo-austriaca. Por otro lado, el plan de Jorge II equivalía a la financiación de Inglaterra cosa a la que se opuso el parlamento y el gobierno inglés, que se volvió hacia Isabel de Rusia, con la que firmaron un tratado por el que esta potencia ponía a disposición de Inglaterra 55 000 hombres si se veía arrastrada a una guerra continental, y a cambio Inglaterra pagaba 5000 000 libras y un subsidio anual de otras 100 000.


A partir de aquel momento las relaciones entre Inglaterra y Francia se hacían cada vez más tirantes y tanto en el Continente como en las colonias inglesas de América había una opinión favorable a la guerra, y por ello se reanudó bruscamente entre las colonias de América y el Canadá.

Ante este hecho, Luis XV, que quería permanecer en su política de paz, insistió en negociar la solución, pero su gesto, que fue interpretado como una prueba de debilidad francesa, incitó los ánimos a la guerra, y ya meses más tarde los ingleses daban la orden de apresar a todo buque francés, sistema por el que fueron capturados más de 300 barcos, y como el último ultimátum enviado por Luis XV a Inglaterra en señal de protesta fuera rechazado, se declaró el estado de guerra (1755). Prusia, para evitar quedar aprisionada entre Inglaterra por una parte y Austria y Rusia por otra, procuró reforzar sus lazos con Luis XV. Sin embargo, no se negó a entrar en negociaciones con Inglaterra, preparándose para un cambio de alianzas (Tratado de Whitehall, 1756). Las consecuencias diplomáticas de este acuerdo fueron fatales para Francia, puesto que el resto de sus aliados no podían ayudarle. En tal situación no le quedaba más solución que aceptar la ayuda de Austria, con la cual selló en mayo de 1756 (Tratado de Versalles) una alianza por la que ambas monarquías se garantizaban la integridad de sus territorios. Poco después Rusia, considerando improcedentes la actuación de Prusia se adhirió a Francia y Austria para garantizar el equilibrio de Europa. A la alianza franco-austro – ruso se añadían los Borbones de España y Sicilia y además Polonia.

Inglaterra, ayudando monetariamente a Prusia, conseguía que esta nación poseyera los ejércitos más poderosos de Europa, pues el objetivo de Inglaterra era hacer a Prusia la encargada de agotar a Francia en el continente mientras que ella se proponía conquistar las colonias francesas.

Así estaban las cosas en 1756. La guerra a pesar de la intensa tensión reinante, no estaba declarada y fue la acción agresora de Prusia lo que inició las hostilidades. En agosto de 1756 Federico II, sin previa declaración de guerra, invadió Sajonia, y, ocupado Dresde, obligó al ejército sajón a capitular e incorporar a sus soldados a los ejércitos prusianos, con lo cual violaba todas las normas de combate que prevalecían en Europa desde el Renacimiento.

En 1757 invadió Bohemia y amenazó la propia capital, pero ya empezaba a ponerse en juego la alianza austro-ruso-francesa que en seguida paró los pies al monarca de Prusia, quien derrotado en Kollin, hubo de resistir la embestida de los aliados en Hannover, Prusia Oriental y Silesia, y solo la ayuda inglesa pudo salvarle del inminente desastre. A pesar de todo, la situación de Prusia continuaba siendo de suma gravedad, pues aunque Francia no parecía tener un manifiesto interés por la lucha, Rusia y Austria estaban en amenazadora actitud; en agosto de 1759 Federico II experimentó la hiel de la derrota en Kunersdoy que redujo sus actividades adefender sus devastados territorios.

En realidad comenzaban dos guerras distintas; una por la hegemonía continental europea, y otra por el dominio de los mares, que a toda costa Inglaterra quería poseer. Por eso Francia se vio obligada a sostener una doble lucha en el mar y en el continente. La guerra de los Siete Años presentó un carácter diferente a las contiendas anteriores. Francia ya no luchaba por su hegemonía absoluta, sino por la conjunta de las casas de Borbón y Habsburgo; la derrota de Inglaterra significaría la victoria contra el parlamentarismo, el triunfo de la autoridad dinástica y de la monarquía de derecho divino. En un principio el esfuerzo de Francia fue enorme, pero tras los éxitos de su flota en el Mediterráneo se apartó de la lucha naval para aplicarse a reducir la influencia inglesa en el continente.

En 1758 el abate Bernis se dio cuenta del desgaste que para Francia suponía el concentrar todas sus fuerzas en el continente y de que la verdadera guerra para su nación era la marítima. A pesar de ello la suerte ya estaba echada desde que la escuadra francesa fue destruida en Quiberón.

En el Canadá también eran aplastados por la superioridad de los adversarios, lo mismo que ocurría en la India. Era preciso capitular. El duque de Choiseul quiso llegar a una paz ventajosa, aprovechando la difícil situación de Federico II; pero ni Austria ni Rusia se mostraron conformes con sus decisiones. Entonces Choiseul logró que España entrara en la contienda (Tercer Pacto de Familia, 1761), triste decisión de Carlos III, que sirvió para perder la Florida, La Habana y Manila.

El arreglo se exigía con premura. Quedaba Prusia que luchaba desesperadamente para defender sus fronteras. Dos hechos acaecidos en breve intervalo de tiempo vinieron a deshacer el viejo tinglado de las alianzas y salvar finalmente a Federico II. En 1760 moría Jorge II y el advenimiento de su nieto Jorge III y la caída de Guillermo Pit, significó el fin de la ayuda inglesa a Prusia. Pero este hecho fue compensado por la muerte de la zarina Isabel (1762) y el advenimiento de Pedro III partidario de Prusia, lo que trastocó las alianzas y salvó a Federico II en vísperas de sucumbir.


Federico II

La deserción de Rusia fue definitiva. Inmediatamente Francia firmaba con Inglaterra los tratados de Fontainebleau (1762) y los de París y Hubertburgo (1763) que ponían fin a las guerras de Francia y Austria contra Prusia.

De esta manera, la guerra no había obtenido los fines propuestos y, en último extremo, era Francia quien salía más perjudicada. Por el contrario, Inglaterra saldría gananciosa sin haber expuesto por su parte gran cosa.

El equilibrio europeo, pretendido por Inglaterra, se había conseguido gracias a los vaivenes y circunstancias arriba apuntados, aunque los signos no fueran los mismos.

El tratado de Paris confirmó el hundimiento del imperio colonial francés: En América, Francia cedía a Inglaterra el Canadá, todos los territorios situados a la izquierda del Mississippi y una parte de las Antillas; en la India renunciaba a todas sus posesiones, excepto Pondicherry, Chandernagor, Karikal, Yanaón y Mahe; en África perdía las factorías de Senegal; además cedía la Luisiana a España. Tan solo le quedaban las Antillas de lo que fue su magnífico imperio.

Prusia continuó con la posesión de Silesia y se ratificó como gran potencia europea. La ruptura de Francia con Inglaterra le conducía a un desastre total. Inglaterra adquiría el dominio indiscutible de los mares y un nuevo orden se traslucía en el mundo: el dominio británico.

Cliquea el siguiente icono para responder las preguntas: