Tuesday, September 3, 2024

Visita al Hospital Real San Andrés


La experiencia comenzó en el patio principal, un espacio abierto que nos invitó a su contemplación. Allí, los estudiantes del Colegio Santo Domingo El Apóstol nos transmitieron los detalles de la construcción, siendo que el Hospital Real San Andrés está ubicado entre el Jirón Huallaga y el Jirón Huanta, al lado de la comisaría San Andrés, en el centro de Lima.

El hospital fue fundado por Francisco de Molina en 1552, y lleva ese nombre debido a que Francisco atendía a enfermos en su casa, pero al aumentar su número, pidió ayuda que solo el virrey Andrés Hurtado de Mendoza le brindó. Así se inició la construcción del lugar, y Francisco, en agradecimiento, le puso su nombre.

Nos explicaron que el lugar pasó por diversos cambios, siendo utilizado como manicomio, orfanato, hospital, cementerio e incluso colegio, además de transformarse en un espacio cultural. Cada rincón del edificio contaba una historia distinta. La capilla, con su bello altar de madera tallada, revivía la devoción de siglos pasados. Nuestros guías nos llevaron a través de diversos sectores, revelando así las múltiples facetas de este hermoso lugar histórico.

Según lo explicado, San Andrés se convirtió en un manicomio donde se recluía a quienes padecían diversas enfermedades mentales. Posteriormente, pasó a ser un orfanato, convirtiéndose en un refugio para niños sin hogar, que en su tiempo fue sustentado con sus propios recursos, ya que contaba con jardines, huertos y una pequeña granja. En su momento, llegaron a albergar a alrededor de 300 niños y 300 niñas.

Luego, el hospital cumplió una función con un enfoque más moderno y humanizado. Por otra parte, nos mostraron el Pasaje del Pimiento, un pasillo estrecho que conecta dos áreas del hospital y que lleva ese nombre debido a que en un huerto cercano se cultivaban pimientos. Otro lugar fue el Patio de los Locos, un espacio abierto donde se encontraban los pacientes con trastornos mentales cuando San Andrés aún funcionaba como manicomio.

Tuve la oportunidad de entrar en una pequeña cripta donde se enterraban los restos de quienes fallecían en ese lugar. Esa experiencia me pareció única, ya que sentí como si me conectara con la memoria de aquellos que vivieron y murieron allí.

Como último espacio por recorrer, nuestros guías nos llevaron a una sala donde pude admirar piezas de cerámica y otros objetos. También aprendí sobre su historia, como la cerámica de la época colonial, que mostraba diseños y técnicas de esa época y su influencia en la arquitectura, así como en los diseños. De igual forma, vi cerámicas asiáticas y republicanas que reflejaban las corrientes artísticas del siglo XIX y XX.

Para mí, la participación en esta salida fue enriquecedora e interesante. Por un lado, me interesó mucho aprender más sobre cómo funcionaba San Andrés cuando aún era un manicomio. Por otro lado, interactuar con jóvenes de un colegio privado me resultó entretenido y divertido; fue interesante conocer sus personalidades. En cuanto al aspecto académico, considero que podrían mejorar en su exposición, ya que a menudo recurrían al celular para leer ciertas cosas. A pesar de esto, en general, todo me pareció interesante y agradable gracias a su presentación.

Si tuviera otra oportunidad de recorrer todo San Andrés, sin duda iría nuevamente.

Autora: Luana Morey

Sección: 5to. "B"

Fecha: sábado 24 de agosto, 2024