Estudiante: Morales Figueroa Shantall
Sección: 5to. "B"
El martes 22 de julio de 2025, en nuestra Institución Educativa N.° 135
“Toribio Rodríguez de Mendoza”, se llevó a cabo una emotiva conmemoración por
Fiestas Patrias. Se presentaron diversos números artísticos que realmente me
llenaron de orgullo como peruana. Sin embargo, desde mi punto de vista, uno de
los momentos más conmovedores fue el discurso pronunciado por el docente Arias
Rivadeneyra. Su estilo dinámico logró llegar al corazón del público.
El profesor inició su intervención refiriéndose a la incertidumbre
existente sobre si el jueves 24 y viernes 25 de julio se llevarían a cabo
clases virtuales. En el trasfondo de esta situación, señaló una problemática
que aterra a muchos peruanos: el sicariato, que arrebata la vida de personas
trabajadoras, a quienes él denominó “gente que sí le gusta trabajar”. Frente a
ello —afirmó—, el pueblo alza su voz de protesta ante autoridades que parecen
cerrar los oídos a las quejas.
El docente resaltó que, a pesar de ello, hubo un aspecto rescatable: los
hijos de aquella España, los criollos, como Don José de San Martín, quienes
hicieron posible la tan ansiada emancipación. Sin embargo, recordó que esta no
fue bien recibida por todos, pues algunos grupos se resistieron al cambio por
temor a perder sus privilegios.
A partir de este contraste, el profesor vinculó la historia con la realidad
actual, en la que siguen existiendo “los buenos”, aquellos que luchan por el
progreso, y “los malos”, quienes actúan únicamente por interés, sin importarles
el bienestar de la patria. Fue entonces cuando nos dejó una gran reflexión:
¿Qué es la libertad? Él mismo respondió de manera clara y concisa: la libertad
es “hacer las cosas por nosotros mismos, como lo hicieron esos hombres, los
buenos”.
Finalmente, cerró su discurso con un mensaje que quedó grabado en mi
memoria: no existe mayor satisfacción que hacer las cosas bien, incluso si ello
requiere esfuerzo y sacrificio. Nos invitó a ser parte de “los buenos”, a
cumplir con nuestros deberes y a poder decir con orgullo: “¡Viva el Perú!”